Las redes sociales forman parte de nuestro día a día. Poco o mucho, todos compartimos retales de nuestra vida en ellas, por lo que no es extraño ver cómo muchos padres comparten a sus hijos en ellas y no tan solo eso, sino que incluso podemos ver la existencia de perfiles públicos creados específicamente para mostrar la vida de sus hijos.
El fenómeno sharenting
A este fenómeno se le denomina sharenting, un anglicismo proveniente de las palabras share (compartir) y de parenting (criar). Según el diccionario Collins, este fenómeno se define como el uso habitual de las redes sociales para compartir novedades, imágenes, etc. de tu propio hijo.
Si observamos las estadísticas, según un estudio de 2019 de la firma de seguridad informática AVG, en una encuesta que hizo en varios países concluyó que el 23% de los niños aparecía en las redes incluso antes de nacer, en fotografías de las ecografías hechas. Este estudio también incluía otro dato interesante, y es que el 81% de los bebés expuestos en redes son de menos de seis meses de edad. En un estudio realizado por IEB, la escuela de negocios de la Innovación y los Emprendedores, se dictamina que el 30% de padres publican mínimo una vez al día una imagen de sus hijos en Internet.
¿A qué peligros exponemos a nuestros hijos en redes sociales?
Existe una gran controversia con respecto a este tema. Muchos padres argumentan que lo hacen para tener todas las fotos de sus hijos en un mismo lugar para que familiares y amigos las puedan ver, aunque ¿se han planteado si sus hijos querrían que se publicaran todas esas imágenes de su persona? Para la mayoría la respuesta sería un no rotundo. Lo que muchos padres no tienen en cuenta es que existen leyes que regulan este tipo de casos, como la GDPR que estipula que los datos personales de los menores necesitarán el consentimiento expreso de los padres o tutores legales, o como la conocida la Ley Orgánica 1/1996 del 15 de enero de Protección Jurídica del Menor, que especifica que una sobreexposición del menor puede considerarse una falta de obligación por parte de los padres de protección al menor. De hecho, ha habido casos de denuncias de hijos a sus padres precisamente por la difusión de imágenes en redes sociales siendo menores y obviamente sin permiso previo, como el caso de Italia, donde se condenó a una madre a eliminar todas las fotos de su hijo de su muro de Facebook además de una multa de 10.000€ por publicarlas sin consentimiento y siendo su hijo menor.
Otro factor a tener en cuenta es que existe una edad mínima para disponer de un perfil en redes sociales. Para Facebook la edad mínima es de 14 años, igual que Twitter y Telegram, en cambio para Linkedin y Youtube es de 16 años. Muchos padres no solo publican fotos de sus hijos en sus propios perfiles, sino que crean perfiles personales a sus hijos en dichas redes, siendo estos más vulnerables. La pérdida de privacidad, robo de cuentas, ciberbulling o ciberacoso y distorsión de la realidad son algunos de los problemas con los que pueden encontrarse estos perfiles infantiles.
Existen muchos más riesgos de compartir información de nuestros hijos por redes, como la conversión del material compartido en recursos para pedofilos, abusadores o cadenas de pornografía infantil. Es por ello que hay que evitar la publicación de fotografías en las que salgan desnudos o semidesnudos y algunos hashtags que puedan llegar a atraer la atención, como #nakedchild #modelingchild #toddlerbikini #skinnybabybooty.
¿Una huella digital eterna?
Publicando cualquier tipo de información en redes sociales nos arriesgamos a ser rastreables, además de que el contenido publicado pueda ser utilizado por otros para fines propios. Es por ello que cualquiera que tenga presencia en redes debería ser capaz de decidir en primer lugar si quiere formar parte de la comunidad digital y qué contenido quiere publicar, una decisión que los niños no pueden tomar al no tener capacidad de raciocinio.
Por otro lado, en el momento en el que puedan decidir si quieren crear un perfil propio en redes sociales, es necesario un acompañamiento y ayuda a los hijos mediante un control no invasivo en sus redes sociales. Al final deben comprender los riesgos que existen al compartir partes de su vida privada en las redes sociales, como el bullying cibernético, acoso y la pérdida de intimidad. No sé trata de prohibirles a nuestros hijos el uso de las redes sociales, sino enseñar el valor y la importancia de la intimidad y que existe una vida más allá de la pantalla.
Fuentes de información:
https://www.iebschool.com/blog/sharenting-publicar-vida-hijos-redes-sociales/